miércoles, 30 de septiembre de 2009

TICs applied to the Education in Dominican Republic

About technological bases this forum is an approach in the digital revolution actually. Advances in electronic sciences and computers offer digital learning environments. Cognitive sciences must manage new methodologies of teaching. Educational Technology must be introduced inside educator curricula in Dominican Republic. Actual society in this country needs new actions thinking in TICs. Our society recognizes this necessity. The project of this forum looks for tools and activities to resolve this question inside educational degrees in process of innovation.

sábado, 31 de enero de 2009

Apocalipsis 1 versos 4-6

Apocalipsis 1 versos 4-6

4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;

5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;

Las siete iglesias.

El orden en que se enumeran las iglesias aquí y en los cap. 2 y 3, representa el orden geográfico en que viajaba un mensajero que llevaba una carta desde Patmos a esas siete ciudades de la provincia de Asia. Se puede saber más acerca de cada una de estas iglesias en los mensajes particulares dirigidos a ellas en los cap. 2 y 3.

Los mensajes a las siete iglesias eran aplicables a condiciones específicas de la iglesia en los días de Juan. Si no hubiese sido así, estos mensajes hubieran desconcertado y desanimado a los cristianos de las iglesias de Asia cuando los leyeran (ver com. Apoc. 1: 3). Juan hubiera resultado ser entonces un falso profeta si los mensajes que dirigía a sus iglesias no hubiesen revelado la verdadera condición de esas congregaciones y no hubieran sido adecuados para sus necesidades espirituales. Estos mensajes fueron enviados en una época en que los cristianos de Asia estaban sufriendo una gran tribulación, y su firme reproche, alentador consuelo y gloriosas promesas, deben haber tenido el propósito de responder a esas necesidades (ver tema Apocalipsis 1 versos 1-3). Si las iglesias cristianas de Asia aceptaban y prestaban atención a estos mensajes, estarían preparadas espiritualmente para comprender el drama del gran conflicto descrito en el resto del Apocalipsis, y para mantener una esperanza firme en el triunfo final de Cristo y de su iglesia.

Por lo tanto, cuando se aplica a las siete iglesias es de esperarse que tenga un propósito definido. Había más de siete iglesias en la provincia de Asia, pues dos iglesias de esa región -la de Colosas y la de Hiera polis- también se mencionan en el NT (Col. 1: 2; 4: 13). Por consiguiente, es razonable deducir que el Señor escogió a las siete iglesias que aquí se nombran porque eran y serían típicas de la condición de toda la iglesia en los tiempos apostólicos y también a través de toda la era cristiana (HAP 466-467).

Que están en Asia

Asia.

Es decir, la provincia romana de Asia, territorio de unos 500 km de este a oeste y 420 km de norte a sur, en la parte occidental de Asia Menor, en la actual república de Turquía. Asia siguió siendo un centro importante de la cultura greco-romana en los tiempos del NT. Pablo pasó muchos meses allí (Hech. I8: 19-21; 19: 1, 10), y el éxito de sus labores en esa región es evidente porque tres de sus epístolas fueron dirigidas a los cristianos que vivían en ese territorio (Efesios, Colosenses, Filemón). Su primera Epístola a Timoteo, que estaba entonces a cargo de la iglesia de Efeso y tal vez de las iglesias de toda la provincia, es una prueba de que allí había una comunidad cristiana bien establecida. Pablo era el apóstol de los gentiles, y es probable que los miembros de estas iglesias de la provincia romana de Asia fueran en su mayoría gentiles.

Después de que la congregación cristiana de Jerusalén fue esparcida poco antes de 70 d.C., parece que Asia aumentó en importancia como centro del cristianismo. Sin duda se debió a la presencia y dirección del apóstol Juan quien, según la tradición, residía en Efeso y viajaba por la región circundante, "aquí para nombrar obispos, allí para poner en orden iglesias enteras, y allá para ordenar a los que eran indicados por el Espíritu" (Clemente de Alejandría, ¿Quién es el rico que se salvará?). Esta declaración parece reflejar una relación íntima entre el apóstol y las iglesias de Asia.

De los siete espíritus

(Ver comentario arriba siete iglesias) a esto agregaría que fue el mismo espíritu de Dios que se menciona como siete para que sepamos que estuvo presente en cada periodo de la iglesia desde los días de los apóstoles hasta el tiempo del fin y el cual se manifiesta de acuerdo con cada necesidad particular de cada comunidad y creyentes. Es una expresión simbólica de la perfección con que el espíritu santo trabaja, y también puede implicar la variedad de dones por medio de los cuales obra en los seres humanos 1 Cor. 12:4-11 nos dice:

4

Sin embargo, hay diversos dones, pero el Espíritu es el mismo.

5

Hay diversos ministerios, pero el Señor es el mismo.

6

Y hay diversas operaciones, pero Dios, que efectúa todas las cosas en todos, es el mismo.

7

A cada uno le es dada manifestación del Espíritu para el bien común.

8

A uno es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

9

a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, don de sanidad por el mismo Espíritu;

10

a otro, operación de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

11

Pero todas estas cosas, las efectúa uno y el mismo Espíritu, y reparte a cada uno en particular como él quiere.

Si vamos a Isaías 11:1,2 encontramos también siete maneras como el espíritu descendería sobre Jesús

El reino justo del Mesías

1

Del tronco de Isaí saldrá una vara, y un vástago retoñará de sus raíces.

2

Y reposará sobre él 1 el Espíritu del Eterno. 2 Espíritu de sabiduría y de

3 inteligencia, 4 Espíritu de consejo y 5 de poder, 6 Espíritu de conocimiento y

7 de reverencia del Eterno.

La pregunta es ¿cuantos espíritus descendieron sobre Jesús cuando fue bautizado? solo uno, pero en este en forma de paloma vinieron todas esas cualidades que se describen en esta profecía por lo que concluimos que decir siete no se debe aplicar literalmente sino simbólicamente en este caso en particular pues en las escrituras hay suficiente evidencia del espíritu santo como ser individual y no como una serie de seres.

5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Primogénito de los muertos.

Gr. prÇtótokos, "primogénito"

Rom. 8:29;

Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a que fuesen modelados a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Jesús no fue cronológicamente el primero que resucitó de entre los muertos, pero puede considerarse como el primero en el sentido de que todos los que resucitaron antes y después de él, fueron liberados de las ataduras de la muerte sólo en virtud del triunfo de Cristo sobre el sepulcro. Su poder para poner su vida y para volverla a tomar Juan 10: 17,18)

17

"Por eso me ama el Padre, porque yo doy mi vida, para volverla a tomar.

18

"Nadie me la quita, sino que yo la doy de mí mismo. Tengo poder para darla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandato recibí de mi Padre",esto lo coloca en una posición superior a todos los otros hombres que hayan salido alguna vez de la tumba, y lo caracteriza como el origen de toda vida (Rom. 14:9; 1 Cor. 15:12-23 ). Este título, refleja el pensamiento de Sal. 89:26-28.

26

"Me llamará: 'Mi padre,

mi Dios, la Roca de mi salvación'.

27

"Yo también lo pondré por

primogénito,

el más excelso de los reyes de la

tierra.

28

"Para siempre conservaré mi amor

hacia él,

y mi pacto será firme con él".

6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Que privilegio el que tenemos que podemos reinar junto con el soberano de los reyes de la tierra y podemos compartir su sacerdocio eterno según el orden de Melquisedec.

Hemos usado como base la Biblia y comentarios bíblicos adventista tomo 7 al mismo tiempo en forma de preguntas y respuesta hemos dejado a la inspiración hablar por ella misma

Nota.: Las preguntas, los subrayados y las letras en negritas fueron puestas para resaltar el tema que estamos analizando.

Para contactos favor llamar al 809-568-4622 / 829-274-1240 o escribirnos al correo electrónico Joveneshebreos.blogspot.com / joveneshebreos@gmail.com / annfrankrobinson1240@hotmail.com / annfrankrobinson7@gmail.com

Lic.: Annfrank Robinson Rosario.

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Director Ministerio Jóvenes Hebreos

miércoles, 21 de enero de 2009

Apocalipsis 1 versos 1-3.

Apocalipsis 1

Las preguntas, los subrayados y las letras en negritas fueron puestas para resaltar el tema que estamos analizando.

Para contactos favor llamar al 809-568-4622 / 829-274-1240 o escribirnos al correo electrónico Joveneshebreos.blogspot.com / joveneshebreos@gmail.com / annfrankrobinson1240@hotmail.com / annfrankrobinson7@gmail.com

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¿Cuando, Por que y para que se escribió el Apocalipsis?

Verso 1-3

1 LA REVELACION de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Creo que este orden aclara mejor el propósito ´´ LA REVELACION de Jesucristo, que Dios le dio a Juan para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo´´

¿Como era la iglesia en los días de los apóstoles?

´´ En los días de los apóstoles, los creyentes cristianos estaban llenos de celo y entusiasmo. Tan incansablemente trabajaban por su Maestro que, en un tiempo relativamente corto, a pesar de la terrible oposición, el Evangelio del reino se divulgó en todas las partes habitadas de la tierra al principio, la iglesia se distinguía por su sencillez y fervor. Los creyentes trataban seriamente de obedecer cada palabra de Dios, y sus vidas revelaban un firme y sincero amor a Cristo. Se regocijaban en hacer la voluntad de Dios porque el Salvador moraba constantemente en sus corazones. Llenos de amor para con su Redentor, su más alto propósito era ganar almas para él. No pensaron en atesorar para sí el precioso tesoro de la gracia de Cristo. Sentían la importancia de su vocación y, cargados con el mensaje: "Sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad," ardían en deseos de llevar las buenas nuevas de la salvación a los rincones más remotos de la tierra. Y el mundo conoció que ellos habían estado con Jesús. Pecadores arrepentidos, perdonados, limpiados y santificados se allegaron a Dios por medio de su Hijo.
Los miembros de la iglesia estaban unidos en sentimiento y acción
. El amor a Cristo era la cadena de oro que los unía. Progresaban en un conocimiento del Señor cada vez más perfecto, y en sus vidas se revelaba el gozo y la paz de Cristo. Visitaban a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y se guardaban sin mancha del mundo, pues comprendían que de no hacerlo, estarían contradiciendo su profesión y negando a su Redentor.
La obra se llevaba adelante en cada ciudad. Se convertían almas y a su vez éstas sentían que era su deber hablar a otros acerca del inestimable tesoro que habían recibido. No podían descansar hasta que la luz que había iluminado sus mentes brillara sobre otros. Multitudes de incrédulos se enteraron de las razones de la esperanza cristiana. Se hacían fervientes e inspiradas súplicas personales a los errantes, a los perdidos y a los que, aunque profesaban conocer la verdad, eran más amadores de los placeres que de Dios.

¿Que paso después de un tiempo?

Después de un tiempo el celo de los creyentes comenzó a disminuir, y su amor hacia Dios y su amor mutuo decrecieron. La frialdad penetró en la iglesia. Algunos se olvidaron de la manera maravillosa en que habían recibido la verdad. Uno tras otro, los viejos portaestandartes cayeron en su puesto. Algunos de los obreros más jóvenes, que podrían haber sobrellevado las cargas de los soldados de vanguardia, y así haberse preparado para dirigir sabiamente la obra, se habían cansado de las verdades tan a menudo repetidas. En su deseo de algo novedoso y sorprendente, intentaron introducir nuevas fases de doctrina, más placenteras para muchas mentes, pero en desarmonía con los principios fundamentales del Evangelio. A causa de su confianza en sí mismos y su ceguera espiritual no pudieron discernir que esos sofismas serían causa de que muchos pusieran en duda las experiencias anteriores, y así producirían confusión e incredulidad.
Al insistiese en esas doctrinas falsas y aparecer diferencias, la vista de muchos fue desviada de Jesús, como el autor y consumador de su fe. La discusión de asuntos de doctrina sin importancia, y la contemplación de agradables fábulas de invención humana, ocuparon el tiempo que debiera haberse dedicado a predicar el Evangelio. Las multitudes que podrían haberse convencido y convertido por la fiel presentación de la verdad, quedaban desprevenidas. La piedad menguaba rápidamente y Satanás parecía estar a punto de dominar a los que decían seguir a Cristo. Fue en esa hora crítica de la historia de la iglesia cuando Juan fue sentenciado al destierro. Nunca antes había necesitado la iglesia su voz como ahora. Casi todos sus anteriores asociados en el ministerio habían sufrido el martirio. El remanente de los creyentes sufría una terrible oposición. Según todas las apariencias, no estaba distante el día cuando los enemigos de la iglesia de Cristo triunfarían

¿Por qué desterraron a Juan?

Los enemigos de la verdad confiaban que al mantener a Juan en el destierro, silenciarían para siempre la voz de un fiel testigo de Dios; pero en Patmos, el discípulo recibió un mensaje cuya influencia continuaría fortaleciendo a la iglesia hasta el fin del tiempo. Aunque no se libraron de la responsabilidad de su mala acción, los que desterraron a Juan llegaron a ser Instrumentos en las manos de Dios para realizar los propósitos del Cielo; y el mismo esfuerzo para extinguir la luz destacó vívidamente la verdad…

….la mano del Señor se movía invisiblemente en las tinieblas. En la providencia de Dios, Juan fue colocado en un lugar donde Cristo podía darle una maravillosa revelación de sí mismo y de la verdad divina para la iluminación de las iglesias.´´



Pienso que el verso 2 responde claro a esta pregunta

2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Juan tenía que dar testimonio y debía cumplir una profecía que el señor Jesucristo hizo de el al conversar con Pedro y que encontramos en Juan 21:

20

Volviéndose Pedro, vio que los seguía aquel discípulo a quien Jesús amaba, el que se había recostado en su pecho en la cena, y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?"

21

Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: "Señor, ¿y qué de éste?"

22

Jesús le dijo: "Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú, sígueme".

23

Entonces se extendió entre los hermanos, el dicho de que ese discípulo no había de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: "Si quiero que quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?"

24

Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió. Y sabemos que su testimonio es verdadero.

Juan evidentemente fue el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió.

¿Por que esto es importante?

Por que todos los discípulos morirían martirizados incluyendo a pedro quien fue crucificado en cumplimiento a una profecía Juan 21:18

"Te aseguro: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías. Pero cuando seas anciano, extenderás tus manos, y otro te ceñirá, y te llevará a donde no quieras".

19

Dijo esto para dar a entender de qué muerte había de glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme".

Pero Según el verso 22 Juan no moriría martirizado sino que Jesús vendría a él quien no moriría hasta que esto sucediera

Jesús le dijo: "Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú, sígueme".

¿Para que la Revelación?

Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante la dispensación cristiana.

¿Cual es el debate existente con relaciona este libro y como enfrentarlo?

Ha habido maestros religiosos que declararon que es un libro sellado y que sus secretos no pueden explicarse. Como resultado, muchos han dejado de lado el registro profético y rehusado dedicar tiempo al estudio de sus misterios. Pero Dios no desea que su pueblo considere así ese libro. Es "la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto." "Bienaventurado el que lee -dijo el Señor,- y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca." (Apoc. 1: 1, 3.)

El Apocalipsis es un libro abierto.-

Muchos han albergado la idea de que el libro del Apocalipsis es un libro sellado, y no quieren dedicar tiempo a estudiar sus misterios. Dicen que deben mantenerse contemplando las glorias de la salvación, y que los misterios revelados a Juan en la isla de Patmos son dignos de una consideración menor que aquéllas. Pero Dios no considera así este libro...

El libro del Apocalipsis revela al mundo lo que ha sido, lo que es y lo que ha de venir; es para nuestra instrucción, para quienes han alcanzado los fines de los siglos. Debe estudiarse con temor reverente. Tenemos el privilegio de conocer lo que es para nuestra instrucción...

El Señor mismo reveló a su siervo Juan los misterios del libro del Apocalipsis, y su propósito es que sean manifestados para el estudio de todos. En este libro se describen escenas que ahora están en el pasado, y algunas de interés eterno que están sucediendo alrededor de nosotros; otras de sus profecías no se cumplirán plenamente sino en el fin del tiempo, cuando tenga lugar el último gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo (RH 31-8-1897).

Nos falta analizar en esta introducción:

¿Cual era el ángel que llevo el mensaje a Juan?

´´su ángel´´

Toda la Biblia es una revelación, pues toda revelación para los hombres viene a través de Cristo y toda se centra en él. Dios nos ha hablado por su Hijo, a quien pertenecemos por creación y por redención. Cristo vino a Juan, desterrado en la isla de Patmos, para darle la verdad para estos últimos días, para mostrarle lo que debe suceder pronto. Jesucristo es el gran depositario de la revelación divina. Por medio de él tenemos un conocimiento de lo que debemos esperar en las escenas finales de la historia de esta tierra. Dios le dio esta revelación a Cristo, y Cristo la comunicó a Juan.

Juan, el discípulo amado, fue el elegido para recibir esta revelación. Fue el último sobreviviente de los primeros discípulos escogidos. En la dispensación del Nuevo Testamento recibió esta honra, así como el profeta Daniel recibió la misma honra en la dispensación del Antiguo Testamento.

La instrucción que iba a ser comunicada a Juan era tan importante, que Cristo vino del cielo para darla a su siervo, y le dijo que la enviara a las iglesias.

¿Que debe hacerse con este conocimiento del Apocalipsis?

Esta instrucción debe ser el objeto de nuestro estudio cuidadoso y con oración, pues estamos viviendo en un tiempo cuando hombres que no siguen la enseñanza del Espíritu Santo introducirán falsas teorías. Esos hombres han estado en puestos encumbrados y tienen proyectos ambiciosos que cumplir Procuran ensalzarse y revolucionar el desarrollo completo de las cosas. Dios nos ha dado una instrucción especial para que estemos en guardia contra tales personas. Ordenó a Juan que escribiera en un libro lo que sucedería en las escenas finales de la historia de esta tierra (MS 129, 1905).

3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Tres cosas me permitirán recibir la completa bendición de Dios Leer para buscar la voluntad del eterno, oír atentamente como el que quiere poner en ejecución su orden sagrada y guardar o vivir de acuerdo con este conocimiento para que cuando llegue el tiempo de su venida el cual se acerca podamos decir Isaías 25:9

En ese día se dirá: "¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y nos salvará. Este es el Eterno a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación".

Hemos usado como base la Biblia y los libro Los Hechos de los Apóstoles Págs.462-464 y comentarios bíblicos adventista tomo 7A de Elena G. de White

al mismo tiempo en forma de preguntas y respuesta hemos dejado a la inspiración hablar por ella misma

Nota.: Las preguntas, los subrayados y las letras en negritas fueron puestas para resaltar el tema que estamos analizando.

Para contactos favor llamar al 809-568-4622 / 829-274-1240 o escribirnos al correo electrónico Joveneshebreos.blogspot.com / joveneshebreos@gmail.com / annfrankrobinson1240@hotmail.com / annfrankrobinson7@gmail.com

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domingo, 18 de enero de 2009

El Apocalipsis

CAPÍTULO 57 del libro LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES ,Elena .G. de White

El Apocalipsis

EN LOS días de los apóstoles, los creyentes cristianos estaban llenos de celo y entusiasmo. Tan incansablemente trabajaban por su Maestro que, en un tiempo relativamente corto, a pesar de la terrible oposición, el Evangelio del reino se divulgó en todas las partes habitadas de la tierra. El celo manifestado en ese tiempo por los seguidores de Jesús fue registrado por la pluma inspirada como estímulo para los creyentes de todas las épocas. De la iglesia de Efeso, que el Señor Jesús usó como símbolo de toda la iglesia cristiana de los días apostólicos, el Testigo fiel y verdadero declara:
"Yo sé tus obras y tu trabajo y paciencia; y que tú no puedes sufrir los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido." (Apoc. 2: 2, 3-)
Al principio, la iglesia de Efeso se distinguía por su sencillez y fervor. Los creyentes trataban seriamente de obedecer cada palabra de Dios, y sus vidas revelaban un firme y sincero amor a Cristo. Se regocijaban en hacer la voluntad de Dios porque el Salvador moraba constantemente en sus corazones. Llenos de amor para con su Redentor, su más alto propósito era ganar almas para él. No pensaron en atesorar para sí el precioso tesoro de la gracia de Cristo. Sentían la importancia de su vocación y, cargados con el mensaje: "Sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad," ardían en deseos de llevar las buenas nuevas de la salvación a los rincones más remotos de la tierra. Y el mundo conoció que ellos habían estado con Jesús. Pecadores arrepentidos, perdonados, limpiados y santificados se allegaron a Dios por medio de su Hijo. 463
Los miembros de la iglesia estaban unidos en sentimiento y acción. El amor a Cristo era la cadena de oro que los unía. Progresaban en un conocimiento del Señor cada vez más perfecto, y en sus vidas se revelaba el gozo y la paz de Cristo. Visitaban a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y se guardaban sin mancha del mundo, pues comprendían que de no hacerlo, estarían contradiciendo su profesión y negando a su Redentor.
La obra se llevaba adelante en cada ciudad. Se convertían almas y a su vez éstas sentían que era su deber hablar a otros acerca del inestimable tesoro que habían recibido. No podían descansar hasta que la luz que había iluminado sus mentes brillara sobre otros. Multitudes de incrédulos se enteraron de las razones de la esperanza cristiana. Se hacían fervientes e inspiradas súplicas personales a los errantes, a los perdidos y a los que, aunque profesaban conocer la verdad, eran más amadores de los placeres que de Dios.
Pero después de un tiempo el celo de los creyentes comenzó a disminuir, y su amor hacia Dios y su amor mutuo decreció. La frialdad penetró en la iglesia. Algunos se olvidaron de la manera maravillosa en que habían recibido la verdad. Uno tras otro, los viejos portaestandartes cayeron en su puesto. Algunos de los obreros más jóvenes, que podrían haber sobrellevado las cargas de los soldados de vanguardia, y así haberse preparado para dirigir sabiamente la obra, se habían cansado de las verdades tan a menudo repetidas. En su deseo de algo novedoso y sorprendente, intentaron introducir nuevas fases de doctrina, más placenteras para muchas mentes, pero en desarmonía con los principios fundamentales del Evangelio. A causa de su confianza en sí mismos y su ceguera espiritual no pudieron discernir que esos sofismas serían causa de que muchos pusieran en duda las experiencias anteriores, y así producirían confusión e incredulidad.
Al insistiese en esas doctrinas falsas y aparecer diferencias, la vista de muchos fue desviada de Jesús, como el autor y consumador 464 de su fe. La discusión de asuntos de doctrina sin importancia, y la contemplación de agradables fábulas de invención humana, ocuparon el tiempo que debiera haberse dedicado a predicar el Evangelio. Las multitudes que podrían haberse convencido y convertido por la fiel presentación de la verdad, quedaban desprevenidas. La piedad menguaba rápidamente y Satanás parecía estar a punto de dominar a los que decían seguir a Cristo.
Fue en esa hora crítica de la historia de la iglesia cuando Juan fue sentenciado al destierro. Nunca antes había necesitado la iglesia su voz como ahora. Casi todos sus anteriores asociados en el ministerio habían sufrido el martirio. El remanente de los creyentes sufría una terrible oposición. Según todas las apariencias, no estaba distante el día cuando los enemigos de la iglesia de Cristo triunfarían.
Pero la mano del Señor se movía invisiblemente en las tinieblas. En la providencia de Dios, Juan fue colocado en un lugar donde Cristo podía darle una maravillosa revelación de sí mismo y de la verdad divina para la iluminación de las iglesias.
Los enemigos de la verdad confiaban que al mantener a Juan en el destierro, silenciarían para siempre la voz de un fiel testigo de Dios; pero en Patmos, el discípulo recibió un mensaje cuya influencia continuaría fortaleciendo a la iglesia hasta el fin del tiempo. Aunque no se libraron de la responsabilidad de su mala acción, los que desterraron a Juan llegaron a ser instrumentos en las manos de Dios para realizar los propósitos del Cielo; y el mismo esfuerzo para extinguir la luz destacó vívidamente la verdad.
Fue en un sábado cuando la gloria del Señor se manifestó al desterrado apóstol. Juan observaba el sábado tan reverentemente en Patmos como cuando predicaba al pueblo de las aldeas y ciudades de Judea. Se aplicaba las preciosas promesas que fueron dadas respecto a ese día. "Yo fui en Espíritu en el día del Señor -escribió Juan,- y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alpha y Omega, el 465 primero y el último. . . . Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo: y vuelto, vi siete candeleros de oro; y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del hombre." (Apoc. 1:10-13.)
Fue ricamente favorecido el discípulo amado. Había visto a su Maestro en el Getsemaní con su rostro marcado con el sudor de sangre de su agonía; "tan desfigurado, era su aspecto más que el de cualquier hombre, y su forma más que la de los hijos de Adam." (Isa. 52: 14, V. M.) Le había visto en manos de los soldados romanos, vestido con el viejo manto purpúreo y coronado de espinas. Le había visto pendiendo de la cruz del Calvario, siendo objeto de cruel burla y abuso. Ahora se le permite contemplar una vez más a su Señor. Pero, ¡cuán distinta es su apariencia! Ya no es varón de dolores, despreciado y humillado por los hombres. Lleva vestiduras de brillantez celestial. "Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno." (Apoc. 1: 14, 15.) Su voz era como el estruendo de muchas aguas. Su rostro brillaba como el sol. En su mano tenía siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos, emblema del poder de su palabra. Patmos resplandeció con la gloria del Señor resucitado.
"Y cuando yo le vi -escribió Juan,- caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas," (Apoc. 1.17.)
Juan fue fortalecido para vivir en la presencia de su Señor glorificado. Entonces ante sus maravillados ojos fueron abiertas las glorias del cielo. Le fue permitido ver el trono de Dios y, mirando más allá de los conflictos de la tierra, contemplar la hueste de los redimidos con sus vestiduras blancas. Oyó la música de los ángeles del cielo, y los cantos de triunfo de los que habían vencido por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. En la revelación que vio se desarrolló una escena tras otra de conmovedor interés en la experiencia del 466 pueblo de Dios, y la historia de la iglesia fue predicha hasta el mismo fin del tiempo. En figuras y símbolos, se le presentaron a Juan asuntos de gran importancia, que él debía registrar para que los hijos de Dios que vivían en su tiempo y los que vivieran en siglos futuros pudieran tener una comprensión inteligente de los peligros y conflictos que los esperaban.
Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante la dispensación cristiana. Y sin embargo ha habido maestros religiosos que declararon que es un libro sellado y que sus secretos no pueden explicarse. Como resultado, muchos han dejado de lado el registro profético y rehusado dedicar tiempo al estudio de sus misterios. Pero Dios no desea que su pueblo considere así ese libro. Es "la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto." "Bienaventurado el que lee -dijo el Señor,- y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca." (Apoc. 1: 1, 3.) "Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitaré su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro. El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve." (Apoc. 22: 18-20.)
Apocalipsis entran reveladas las cosas profundas de Dios. El nombre mismo que fue dado a sus páginas inspiradas: El Apocalipsis o Revelación, contradice la afirmación de que es un libro sellado. Una revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los misterios contenidos en dicho libro y es su propósito que estén abiertos al estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los últimos días de la historia de esta tierra como a los que vivían los días de Juan. Algunas de las escenas descritas en esa profecía pertenecen al pasado, otras se están cumpliendo ahora; 467 algunas tienen que ver con el fin del gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras revelan los triunfos y alegrías de los redimidos en la tierra nueva.
Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada el significado de cada símbolo del Apocalipsis, es inútil seguir escudriñando el libro en un esfuerzo de conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló esos misterios a Juan dará al Investigador diligente de la verdad un goce anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos para la recepción de la verdad, serán capacitados para entender sus enseñanzas, y se les otorgará la bendición prometida a los que "oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas."
En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan. En él está el complemento del libro de Daniel. Uno es una profecía, el otro una revelación. El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino aquella porción de la profecía de Daniel que se refiere a los últimos días. El ángel ordenó: "Tú empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin." (Dan. 12:4.)
Fue Cristo quien ordenó al apóstol que escribiera lo que le iba a ser revelado. "Escribe en un libro lo que ves -le mandó,- y envíalo a las siete iglesias que están en Asia; a Efeso, y a Smirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, Y a Filadelfia, y a Laodicea." "Yo soy . . . el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos. . . . Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas: el misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias." (Apoc. 1: 11, 17-20.)
Los nombres de éstas son un símbolo de la iglesia en diferentes períodos de la era cristiana. El número siete indica algo completo, y significa que los mensajes se extienden hasta el fin del tiempo, mientras que los símbolos usados revelan la condición de la iglesia en diferentes períodos de la historia. 468
Se habla de Cristo como caminando en medio de los candeleros de oro. Así se simboliza su relación con las iglesia. Está en constante comunicación con su pueblo. Conoce su real condición. Observa su orden, su piedad, su devoción. Aunque es el sumo sacerdote y mediador en el santuario celestial, se le representa como caminando de aquí para allá en medio de sus iglesias en la tierra. Con incansable desvelo y constante vigilancia, observa para ver si la luz de alguno de sus centinelas arde débilmente o si se apaga. Si el candelero fuera dejado al mero cuidado humano, la vacilante llama languidecería y moriría; pero él es el verdadero centinela en la casa del Señor, el fiel guardián de los atrios del templo. Su cuidado constante y su gracia sostenedora son la fuente de la vida y la luz.
Cristo fue presentado como sosteniendo las siete estrellas en su mano derecha. Esto nos asegura que ninguna iglesia que sea fiel a su cometido necesita temer la destrucción; porque ninguna estrella que tiene la protección del Omnipotente puede ser arrancada de la mano de Cristo.
"El que tiene las siete estrellas en su diestra. . . dice estas cosas." (Apoc. 2: 1.) Estas palabras son dirigidas a los maestros de la iglesia, a aquellos a quienes Dios confió pesadas responsabilidades. Las dulces influencias que han de abundar en la iglesia están vinculadas estrechamente con los ministros de Dios, quienes deben revelar el amor de Cristo. Las estrellas del cielo están bajo su dirección. Las llena de luz; guía y dirige sus movimientos. Si no lo hiciera, llegarían a ser estrellas caídas. Así es con sus ministros. Son instrumentos en sus manos, y todo lo bueno que pueden hacer es realizado por medio del poder divino. Por medio de ellos se difunde la luz del Salvador, quien ha de ser su eficiencia. Si tan sólo miraran a él como él miraba al Padre, serían capacitados para hacer su obra. Cuando dependan de Dios, él les dará su esplendor para reflejarlo al mundo.
En el comienzo de la historia de la iglesia, el misterio de iniquidad, predicho por el apóstol Pablo, comenzó a hacer su 469 obra impía; y al insistir en sus herejías los falsos maestros, acerca de los cuales Pablo amonestó a los creyentes, muchos fueron engañados por falsas doctrinas. Algunos vacilaron bajo las pruebas, y fueron tentados a abandonar la fe. En el tiempo cuando Juan recibía esta revelación, muchos habían perdido su primer amor a la verdad del Evangelio. Pero en su misericordia Dios no dejó que su iglesia permaneciese en la apostasía. En un mensaje de infinita ternura reveló su amor hacia ella, y su deseo de que hiciera una obra segura para la eternidad. "Recuerda -rogó- de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras." (Apoc. 2:5.)
La iglesia tenía defectos, y necesitaba severa reprensión y corrección; y Juan fue inspirado a escribir mensajes de amonestación, reprensión y ruego a los que, habiendo perdido de vista los principios fundamentales del Evangelio, ponían en peligro la esperanza de su salvación. Pero las palabras de reproche que Dios halla necesario enviar se pronuncian siempre con tierno amor, y con la promesa de paz a cada creyente arrepentido. "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo -dice el Señor;- si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apoc. 3: 20.)
Y para los que en medio del conflicto mantuviesen su fe en Dios, le fueron confiadas al profeta estas palabras de encomio y promesa: "Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque tienes un poco de potencia, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. . . . Porque has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que moran en la tierra." Se amonestó al creyente: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir." "He aquí, yo vengo presto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tucorona." (Apoc. 3: 8, 10, 2, 11.)
Por medio de uno que declaró ser "hermano, y participante en la tribulación" (Apoc. 1:9), Cristo reveló a su iglesia las 470 cosas que ella debía sufrir por su causa. Al penetrar con su vista a través de largos siglos de tinieblas y superstición, el anciano desterrado vio a multitudes sufrir el martirio por causa
de su amor haca la verdad. Pero también vio que Aquel que sostuvo a sus primeros testigos, no olvidaría a sus fieles seguidores durante los siglos de persecución que debían venir antes del fin del tiempo. "No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer -declara el Señor,- He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación. . . . Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." (Apoc. 2:10.)
Y para todos los fieles que están luchando contra el mal, Juan oyó hacer las promesas: "Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios." "El que venciere, será vestido de vestiduras blancas: y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles." "Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono." (Apoc. 2: 7; 3: 5, 21.)
Juan vio la misericordia, la ternura y el amor de Dios mezclados con su santidad, justicia y poder. Vio a los pecadores hallar un Padre en Aquel a quien sus pecados les habían hecho temer. Y mirando más allá de la culminación del gran conflicto, contempló en Sión a "los que habían alcanzado la victoria . . . estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios," y cantando el cántico de Moisés y del Cordero. (Apoc. 15: 2, 3.)
El Salvador se presenta ante Juan bajo los símbolos del "león de la tribu de Judá" y de "un Cordero como inmolado." (Apoc. 5:5, 6.) Dichos símbolos representan la unión del poder omnipotente con el abnegado sacrificio de amor. El león de Judá, tan terrible para los que rechazan su gracia, es el Cordero de Dios para el obediente y fiel. La columna de fuego que anuncia terror e ira al transgresor de la ley de Dios, es una 471 señal de misericordia y liberación para los que guardan sus mandamientos. El brazo que es fuerte para herir a los rebeldes, será fuerte para librar a los leales. Todo el que sea fiel será salvo. "Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro." (Mat. 24: 31.)
En comparación con los millones del mundo, los hijos de Dios serán, como siempre lo fueron, un rebaño pequeño; pero si permanecen de parte de la verdad como está revelada en su Palabra, Dios será su refugio. Están bajo el amplio escudo de la Omnipotencia. Dios constituye siempre una mayoría. Cuando el sonido de la final trompeta penetre en la prisión de la muerte, y los justos se levanten con triunfo, exclamando: "¿ Dónde está, oh muerte, tu aguijón ? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?" ( 1 Cor. 15: 55) para unirse con Dios, con Cristo, con los ángeles y con los fieles de todas las edades, los hijos de Dios serán una gran mayoría.
Los verdaderos discípulos de Cristo le siguen a través de duros conflictos, siendo abnegados y experimentando amargos desengaños; pero eso les muestra la culpabilidad y la miseria del pecado y son inducidos a mirarlo con aborrecimiento. Participantes en los sufrimientos de Cristo, son destinados a ser participantes de su gloria. En santa visión el profeta vio el postrer triunfo de la iglesia remanente de Dios. Esto fue lo que escribió:
"Y vi así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria . . .estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos." (Apoc. 15:2, 3.)
"Y miré, y he aquí, el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus f rentes." (Apoc. 14: 1.) En este 472 mundo habían consagrado sus mentes a Dios; le habían servido con la inteligencia y el corazón; y ahora él puede poner su nombre "en sus frentes." "Y reinarán para siempre jamás." (Apoc. 22:5.) No entrarán y saldrán como quienes mendigan un lugar. Pertenecerán a aquellos de los cuales Cristo dijo: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo." Les dará la bienvenida como a hijos, diciéndoles: "Entra en el gozo de tu Señor." (Mat. 25:34, 2I.)
"Estos, los que siguen al Cordero por dondequiera que fuere. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero." (Apoc. 14:4, 5.) La visión del profeta los coloca frente al Monte de Sión, ceñidos para un servicio santo, vestidos de lino blanco, que es la justificación de los santos. Pero todo el que siga al Cordero en el cielo, primeramente tiene que seguirle en la tierra, no con inquietud o caprichosamente, sino con confianza, amor y obediencia voluntaria; como la oveja sigue al pastor.
"Y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas: y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, . . . y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra. . . . En sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios." (Apoc. 14:2-5.)
"Y yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido." "Teniendo la claridad de Dios; y su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal. Y tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel." "Las doce puertas eran doce perlas, en cada una, una; cada puerta era de una perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro como vidrio transparente. Y no vi en ella templo; porque 473 el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero." (Apoc. 21 :2, 11, 13, 12, 21, 22.)
"Y no habrá más maldición; sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes. Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de antorcha, ni de lumbre del sol: porque el Señor Dios los alumbrará." (Apoc. 22:3-5.)
"Me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones." "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad." (Apoc. 22: 1, 2, 14.)
"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos." (Apoc. 21:3.) 474

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